Cuando el neoyorquino, de 58 años, volvió a casa con su familia, empezó a sufrir un dolor muy intenso en el pecho y fue trasladado a urgencias bajo la sospecha que se trataba de un ataque de pánico. Una vez en el centro médico, se le estabilizó y sufrió un ataque al corazón.
David Ranta fue condenado a 37 años de prisión en 1991 por el asesinato de un rabino judío ortodoxo durante el robo de su casa en febrero de 1990, aunque siempre se declaró inocente de las acusaciones. Gracias a una prueba que no había sido examinada durante el juicio y descubierta durante una investigación interna, se determinó su inocencia.