Este producto cuenta con distintos tamaños equivalentes a diferentes meses de gestación que son capaces incluso de simular que se está encinta de gemelos, trillizos o cuatrillizos y está disponible en muchas tiendas en línea por entre 40 y 90 euros.
"Ya no necesitará hacer cola y podrá sentarse todos los días en el autobús", se publicita en una de las páginas promocionales de estos implantes, cuyo objetivo original era servir de disfraz o de embarazadas reales.
Zhang, que vive en las afueras de Pekín, compró este invento para gozar de mayor comodidad en sus largos desplazamientos diarios en metro a su lugar de trabajo, en el centro de la capital. Pero al parecer, la barriga se movía demasiado durante el trayecto y los pasajeros se dieron cuenta del truco.
La mujer ha llegado incluso a interponer una denuncia por publicidad engañosa, ya que el vientre de silicona no logró causar el efecto como prometían los vendedores, pero las autoridades de Pekín no han aceptado a tramitar la demanda, argumentando que "si se utiliza para engañar a la gente, hay que asumir las responsabilidades".