Según informa el diario chino 'Beijing Times', al joven lo descubrieron especialistas de una universidad vecina. Sin embargo, no lograron ayudarlo: el hombre se negó a visitar un psicólogo. Los científicos denunciaron el caso ante los medios de comunicación.
El dueño del negocio y los demás clientes aseguran que Meng abandona el local solo de vez en cuando para comprar comida rápida y ducharse. Incluso duerme allí, con la cabeza sobre la mesa. No sale ni para celebrar grandes ocasiones como el año nuevo, por ejemplo. Todo el mundo coincide en que siempre está muy quieto, totalmente sumergido en el juego, y todos están tan acostumbrados a él que ni se dan cuenta de su presencia.
Desde 2008, la legislación china califica la adicción a Internet y a los juegos en línea como un trastorno mental. Las autoridades intentan remediar la epidemia imponiendo restricciones a los que quieren abrir nuevos cibercafés. Aparte, en el país funcionan varios centenares de centros de rehabilitación para los adictos a Internet. Hasta el año 2009 en estos centros se aplicaban electrochoques como uno de los métodos del tratamiento.