"Nuestra investigación mostró que los riesgos de sufrir una discapacidad o muerte prematura son más altos para los optimistas. El pesimismo sobre el futuro impulsa a la gente a cuidar bien de su salud y seguridad", comentó uno de los autores del estudio, Frieder Lang.
Los científicos volvieron a descubrir una tendencia general: la gente joven en su mayoría suele sobrestimar sus perspectivas, mientras que el grupo de entre 40 y 64 años tiene unas expectativas que finalmente resultan más cercanas a la realidad. Las personas mayores de 65 años de edad, en cambio, son bastante pesimistas acerca de su futuro.
Lo curioso de los resultados fue que los autores de los pronósticos pesimistas al final de la investigación se sentían mucho más satisfechos con su vida de lo que habían predicho hace años. Aparte, los psicólogos lograron calcular que el riesgo de discapacidad en los encuestados que tenían unas expectativas sobrestimadas era un 9,5% más alto, y el riesgo de muerte prematura era un 10% más alto.