El sacerdote, indignado por él considera como conducta desahogada y vestidos provocadores de las mujeres de su comunidad, redactó un extenso mensaje que pegó en el tablón informativo al lado de la puerta del templo de San Terencio. Lo tituló 'Mujeres y uxoricidio' y aunque no hablaba mucho sobre casos de asesinato, sí se refería al aborto y se centraba en la motivación sexual del machismo, conducta que justificaba íntegramente.
Los vestidos ceñidos, sin embargo, son la menor de las preocupaciones del párroco Corsi. “¡Cuántas traiciones se consuman en los lugares de trabajo, en los gimnasios y los cines! Podrían evitarlo, pero no; desatan los peores instintos y luego se llega a la violencia o al abuso sexual”, exclamó.