Su hijo, Qinyuan de 18 años, murió de leucemia en 2006, pero sus padres rechazaron enterrarle. Cada vez que se sienten especialmente tristes y quieren ver a su hijo, los Xueming van a la nevera y miran su cuerpo, que "pareciera estar durmiendo", y hablan con él.
El padre hasta creó una serie de generadores para mantener el congelador en funcionamiento cuando se producen cortes de luz, que son frecuentes en el distrito.
Sus vecinos y amigos intentaron persuadirlos para que le dieran al joven un entierro digno, pero los padres, devastados por el dolor, se negaron. Xueming señala que en algún momento le darán a su hijo un lugar más apropiado para descansar eternamente, pero que ahora no es el momento de separarse de él para siempre.
La pérdida de Qinyuan fue el segundo golpe para Tian y su mujer. Hace nueve años perdieron a su hija de 15 años, quien falleció por un golpe de calor.