Viajero devora orugas ante el asombro de los agentes de aduanas suizos


El hombre, identificado como Adrian Onobanjo, de 47 años, había traído a Suiza 15 kilogramos de su manjar favorito, al que es "adicto”, según confesó, y que se considera una verdadera exquisitez en varios países del continente africano.

Onobanjo era consciente de que no le permitirían pasar este tipo de carga legalmente, por eso la escondió debajo de un fondo falso de su maleta.

Los agentes fronterizos descubrieron el 'secreto' del equipaje del africano al pasarlo por la máquina de rayos X.

Al abrir la maleta vieron gran cantidad de orugas negras, algunas de las cuales todavía estaban vivas y se movían, al tiempo que otras, que no sobrevivieron al vuelo, estaban descomponiéndose "desprendiendo un olor insoportable", según señalaron algunos agentes que estaban de guardia en el aeropuerto cuando llegó el vuelo procedente de Togo (África occidental).

orugas

Pero lo que más les sorprendió fue la reacción del africano, que cogió un puñado de larvas y empezó a masticarlas, al parecer, disfrutando del proceso.

Las orugas que no se pudo comer Onobanjo fueron guardadas en una nevera especial del aeropuerto y destruidas posteriormente.

Los aficionados africanos al peculiar sabor de estas orugas las crían en los árboles. Luego les quitan los intestinos exprimiéndolas. Después las larvas se cuecen y se dejan secar al sol durante un día. Una vez secas, las orugas se usan para preparar comida. Los gusanos cocidos son jugosos y salados, mientras que los secos, tienen una textura arenosa y sabor a carne.